Visión de Washington: Sin corriente y con deuda/ Vision from Washington: Without juice and with debt

Visión de Washington: Sin corriente y con deuda/ Vision from Washington: Without juice and with debt

Visión de Washington: Sin corriente y con deuda

Vision from Washington: Without juice and with debt (English version below)

Marzo de 2015

Claudio M. Loser

Como comenté en una nota anterior, el verano avanza inexorablemente en el hemisferio sur, pero como el invierno del norte, no desaparece en línea recta.  En Marzo las temperaturas han estado muy por encima del promedio después de meses moderados, y por ello aumenta fuertemente la demanda de electricidad. Como lo informan los periódicos, esto ha llevado a otra crisis inducida por el gobierno. Después de años de negligencia, la infraestructura de Argentina se está desmoronando, y el potencial de producción de electricidad se estancó.  Subsidios absurdos y fuertes controles son los principales culpables de la situación,  con apagones rotativos, que han creado serias dificultades. No es que la Argentina es culpable del calor, sino de la falta de planificación, de manera muy similar a lo que sucedió con la situación eléctrica brasileña.

Como importador de petróleo, Argentina podría han lidiado con la situación si hubiese tenido suficiente capacidad instalada, beneficiándose de los bajos precios mundiales del petróleo.  Sin embargo, como un legado de los últimos doce años, el problema ha empeorado y tomará años resolverlo. Los logros populistas de corto plazo se pagan con el sacrificio del bienestar del pueblo argentino. Durante muchos años, bajo diferentes gobiernos civiles y militares,  Argentina sufrió de estas situaciones, que algunos de nosotros recuerda incluso desde la década de 1950.  Sin embargo, al entrar en este siglo, el país estaba en una excelente posición en términos de energía, pero todo esto se desmoronó posteriormente.

Es además asombroso el paralelo con mi tema principal en estas columnas, la deuda y la situación de la balanza de pagos de Argentina. La falta de infraestructura ha afectado la capacidad productiva, los agricultores están contra las cuerdas, afectadas por precios mundiales débiles, un tipo de cambio que está muy fuera de línea, controles complejos de divisas y falta de adecuada financiación extranjera.

Por supuesto, no hay ningún progreso en cuanto a la deuda externa. Las demandas de los “holdouts” en la práctica se van acumulando, el juez Griesa efectivamente ha declarado que Argentina no puede  pagar a otros sin cumplir con su sentencia, aunque sea en otras jurisdicciones, pero las autoridades argentinas permanecen desafiantes en contra de sus auto-generados enemigos. Mientras tanto, Argentina sigue cayendo más y más profundamente en desorden económico – en su mayoría aunque no todo causado por su propia acción. Hay un extraño sentido de normalidad, incluso en circunstancias donde la gobernabilidad se está deteriorando diariamente.  La gente se adapta a la nueva realidad, pero el país cae por detrás del resto del mundo, aun cuando el mundo se sitúa en un desesperante nuevo equilibrio mediocre.

 

El autor es Presidente de Centennial Group Latin America; Senior Fellow en el Dialogo Interamericano; y sirvió como Director del Depto. del Hemisferio Occidental del FMI desde 1994 a 2002.  Es oriundo de Argentina. Las opiniones presentadas son su responsabilidad, y de ninguna manera  es su intención  que ellas representen el punto de vista de  las instituciones a las que está asociado

 

March 2015

Claudio M. Loser

As I commented in a previous note, the summer advances inexorably in the Southern Hemisphere, but as the Northern Winter, it is not disappearing in a straight line.  March temperatures have been well above average after months of moderation, and electricity demand is soaring. As newspapers report, this has brought about another government-induced crisis. After years of investment neglect, the Argentine infrastructure is crumbling, and electricity production potential has been stagnant.  Absurd subsidies, and heavy controls have been the culprit, and there are rotating blackouts, creating serious disruptions. It is not that the heat is Argentina’s fault, but it is the lack of planning, quite similarly to what has happened with Brazilian electricity potential.

As an oil importer, Argentina could have coped well with the situation with adequate installed capacity, and benefiting from low world oil prices.  However, as a legacy of the last twelve years, the problem has worsened and will take years to solve. Short term populist gains are being paid by sacrificing the well-being of the Argentine people. For too many years, under different civilian and military government’s Argentina suffered from these situations, that some of us remember even from the early 1950s.  However, by the turn of the century the country was in an excellent position in terms of energy, but all of this crumbled subsequently.

The parallel, with my main subject in these columns, Argentina’s debt and balance of payments situation, is striking. The lack of infrastrucure has affected productive capacity; farmers are on the ropes, affected by weak world prices, an exchange rate that is well out of line, complex foreign exchange controls and lack of adequate foreign financing.

Of course, no progress regarding foreign debt . Demands by holdouts, in practice are piling up, Judge Griesa has effectively declared that Argentina cannot pay others if the country does not comply with his decision, but the Argentine authorities remain defiant against their self-invented enemies. Meanwhile, Argentina keeps falling deeper and deeper into economic disarray- mostly although not all caused by its own doing. There is an eerie sense of normalcy, even under circumstances where governance is deteriorating daily.   People adjust to the new reality, falling behind most of the rest of the world, even as the world settles into the despairing new mediocre equilibrium.

The author of this note is President of the Centennial Group Latin America; a Senior Fellow at the Inter-American Dialogue; and served as IMF Western Hemisphere Director from 1994 to 2002. He is Argentine.  The opinions presented here are his own, and are not intended in any way to represent the views of the organizations with which he is associated